Meditación en el entorno laboral: Mejorando el bienestar en la logística

Escrito por María Gamba

Hace unos meses, una compañera del equipo me dijo: “Siento que estoy en modo automático todo el día”. Y no era la única. Entre entregas urgentes, llamadas, correos, clientes con prisas y el tráfico de la ciudad, muchos de nosotros vivimos con el cuerpo presente… pero la mente en mil lugares al mismo tiempo.

Y en medio de esa locura logística que tanto amamos, sí, pero que también nos exige demasiado, descubrí algo que cambió mi manera de ver los días: la meditación.

No, no tienes que irte a un retiro espiritual en Tulum ni sentarte en posición de flor de loto al amanecer. Meditar puede ser tan simple como cerrar los ojos tres minutos antes de una junta y respirar. Así de real. Y así de poderoso.

La logística necesita pausas

Trabajar en logística en México es vivir con el reloj en la mano. Sabemos que un retraso mínimo puede impactar a toda la cadena. Pero lo que no siempre aceptamos es que, si no nos cuidamos, nosotros también nos rompemos.

Estrés crónico, insomnio, irritabilidad, ansiedad, burnout. ¿Te suena alguno? Todo eso se normaliza en los entornos logísticos, como si fuera parte del paquete. Y no debería.

Meditar no es desconectarte del mundo. Es, al contrario, volver a ti, recuperar foco, sentirte menos reactivo y más en control. ¿Qué empresa no necesita eso?

¿Y si la meditación fuera parte de la estrategia?

En países como Japón, Alemania o Estados Unidos, muchas empresas de logística ya integran prácticas de mindfulness en sus rutinas: pausas activas, respiraciones guiadas, minutos de silencio antes de juntas clave.

En México, estamos apenas comenzando. Pero eso no significa que no podamos hacerlo diferente. Porque aquí también tenemos equipos que se agotan, que lo dan todo, que cargan no solo productos, sino responsabilidades enormes. Y necesitan herramientas para estar bien.

En Control Terrestre, por ejemplo, empezamos a hablar de esto porque sabemos que un equipo en paz trabaja mejor. Que un operador relajado conduce con más enfoque. Que un coordinador sin ansiedad toma mejores decisiones. Y que si cuidamos a las personas, cuidamos todo lo demás.

Cómo empezar sin que suene a “coach de vida”

La meditación no tiene que ser rara, ni complicada, ni incómoda. Aquí algunas ideas simples que pueden hacer una diferencia real:

• Tres minutos al llegar a la oficina. Antes de abrir la computadora, solo respira. Nada más.
• Respiración consciente en medio del caos. Cuando algo te estrese, haz una pausa breve y enfoca tu atención en tu respiración.
• Minuto de silencio antes de las juntas. No para rezar, sino para centrar al equipo y empezar sin tensión.
• Espacios de pausa. Si en tu empresa hay una sala vacía, ponle una planta y una luz cálida. A veces solo necesitamos un rincón tranquilo.
• Aplicaciones o audios guiados. Hay miles de opciones gratuitas. Desde 1 minuto hasta sesiones más largas.

¿Suena muy simple? Lo es. Pero eso no significa que no funcione.

Lo que hemos notado en Control Terrestre

En nuestro equipo, integrar prácticas pequeñas de atención plena ha generado algo inesperado: más conexión entre personas. Menos gritos, más empatía. Más claridad. Más sentido de equipo.

Y ojo, no es que se haya vuelto un spa. Seguimos resolviendo temas complejos, manejando tiempos, cuidando cargas y apagando fuegos. Pero lo hacemos con más presencia. Con más cabeza fría. Con menos desgaste.

Porque entendimos que cuidar la logística también es cuidar a quien la hace posible.

Meditar es humano, no es raro

No necesitas ser un gurú. Solo necesitas darte permiso. No para convertirte en alguien nuevo, sino para reconectar con lo que ya eres.

Así como revisamos rutas, unidades o sistemas, también hay que revisar cómo estamos por dentro. Porque una mente en calma mueve mejor al mundo.

Y si estamos hablando de mover a México, de conectar industrias, de impulsar el comercio… más vale que lo hagamos con el corazón en su sitio.

En Control Terrestre creemos que la eficiencia y el bienestar pueden ir de la mano.
Por eso impulsamos conversaciones que ayuden a construir entornos más humanos, donde las personas no solo produzcan… también respiren.

Porque solo así, con equipos sanos, se logran resultados extraordinarios.